Caminos que terminan, ciclos que se cierran, inicios y finales, entradas y salidas.
Todo principio tiene un final, todo final permite un nuevo inicio.
No se tiene nada certero en la vida, lo único certero es el incierto, la incertidumbre, el constante cambio, el flujo que no se detiene.
Hoy se cierra esta etapa en mi vida, concluye un nuevo camino, un nuevo horizonte, un mañana lleno de promesas, un para bien, primeramente Dios.
Lo único que se espera es que todo tenga un significado, un sentido y un deber ser. Iniciar cosas de bien, de provecho, de crecimiento, de mejora.
Dejar atrás para poder crecer, para seguir avanzando, sin volver la vista para miras y arrepentimientos, sino para recordar lo vivido y lo que nos lleva al momento presente, tal cual es.
En el nombre sea de Dios a iniciar este nuevo camino, seguir creyendo, seguir asombrándonos, mantener el corazón vivo, sano, latiendo sueños y esperanzas, no solo la cotidianidad de algo que ya nos parecía gris y marchito.
A mirar con ojos de ilusión el incierto mañana y esperar que estos pasos que vengas nos conduzcan a un lugar mejor.