Me han conocido el viento y la rosa lo mismo que se conocen la noche y el día.
Poco menos que la avaricia y el cielo y mucho más profundo que la espina y el tiempo.
He sido luz que alumbró la sombra de otro cuando el camino le impedía decir su nombre.
Forje risas y miradas llenas de calidez y complicidad.
Fui brisa cuando lágrimas brotaron de sus rostros, cuando aún pude sostener sus manos antes de verlos partir.
Alguna vez dije la palabra 'amigo', alguna vez de verdad me sentí como una amiga.
Conocí el calor de gente a quienes llamaría 'cercanos'
Comprendí el destino del corazón cuando el amor tocó a mi puerta.
Viví.. sino mucho, viví un poco más profunda, intensamente.
Lo sentí todo en la eternidad de la corta vida que aún conservo entre mis manos. Mis manos, que han escrito tanto alegres como tristes versos. Mis manos que muchas veces se haan lamentado del camino sinuoso que las he obligado a emprender. Mis manos que también son parte del destino que me forjo. Mis manos que son de hueso y carne, así como lo son de tristeza y risas.
Heme aquí que me ha sorprendido la noche de mi alma que aun se aflige por los adioses y las despedidas. Porque aún conservo la calidez antaña y quisiera retenerla. Porque aun en el vacío de quienes ya no están, sigo pensando en sus nombres y memorias, sigo sintiendo que una parte de mi se fue con ellos, sigo sintiendo que voy mudando de piel y recuerdos con cada herida, a cada paso.
Aún me sigo lamentando de aquellas muchas cosas que destiné al olvido sin saber de ellas nada más que mi recuerdo de lo que alguna vez deseé que fueran.
Con su partida, empaqué no sólo sus risas, dejé ir también las mías. Veo aún mi sombra peregrina anidándose en cada momento desperdiciado, roto, invaluable.
Aún sostengo conmigo la esperanza de una bienvenida que hoy desconozco, que vendrá y se irá de igual manera; he de fotografiar en mi corazón ahora la sonrisa de quienes llaman a mi puerta ahora, para que cuando ellos también partan hacia sus destinos resplandecientes, me quedé sino más completa, menos vacía, entera, viva.
He pronunciado en silencio un adiós anticipado, he creado la historia de nuestras vivencias, he promulgado un día de despedida, para dejarlos ir, para permitirme continuar.
Sé que el final es poco menos que melancólico y gris.
Es un camino de suelo gris y flores rojas, con horizontes tan anchos y profundos como la palabra 'soledad'.
He recurrido a esta exigente amiga, a entregarme a ella cada vez que me desea, a ser de ella y ella de mi.
Alma sola que de mi ser brota, sigue caminanddo en espera de la luz que se inflama y no muere. Por ahora sé quién es quien sostiene mi mano, por ahora me basta.
Sé que mi plegaria más continua será, no despertarme aún.
•10 marzo 2011•
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