SOBRE EL FIN DEL MUNDO (O de mi mundo al menos)
Desde hace ya algunas semanas había estado planeando esta entrada, en realidad sin un formato ni nada exacto que decir, sólo decirlo, por el gusto y la necesidad de hacerlo, contemplando que quizás fuese la última entrada en este lugar. No pretendo que nadie lea estas palabras, que nadie las entienda, que lleguen a nadie, sólo a una persona quizás, y también a mi misma, por el simple eco de escucharme despierta y consciente de esto.
En realidad el tema del fin del mundo no me preocupaba en absoluto, quizás solo un leve temor de enfrentar algo catastrófico, de pensar en mi raza como una especie condenada a muerte, de vivir sin derecho a prórrogas, de no poder despertar y fingir que nunca pasó..no, no me preocupaba tanto, incluso el temor al dolor físico era casi nulo. Siempre creí, o al menos durante mucho tiempo, que el dolor físico anterior a la muerte sería tan tremendo como breve, quizás ni lo sentiría, quizás simplemente me tomaría por sorpresa y despertaría súbita e inesperadamente a otra vida, en el mismo empaque, pero sin dolor. Mis temores reales comenzaron hace algunos meses, creo que finalmente tanto ruido en mi cabeza prendió la mecha de algo más que un leve temor, y dio cabida a un miedo real, genuino, a una voz gritando desde lo profundo que no quería morir, no aún, ni pronto ni fuerte ni de golpe ni antes de ver realizados mis sueños ni viendo sufrir a ningún ser querido ni antes de saber lo qué es bueno vivir.. La cola del dragón de la ansiedad llegó a su cúspide, por fin enfermé en mi pensamiento, el temor era real en mis manos, en el nerviosismo que me recorría, en esa lágrima que siempre llegaba al mismo lugar.
Dicen que la esperanza es lo último que muere, esperanza del tiempo útopico, esperar.. seguir anhelando, construirte un camino de pidras que crucen el precipicio, esperar lo que no se sabe..
Hace dos semanas llegó a mi vida este nuevo conocimiento, de que quizás pronto y de forma -no sé si inesperada o muy esperada- las telecomunicaciones llegarán a su final, el mudno tecnológico tal como lo conocemos desaparecerá, y la humanidad se erá sometida a llevar una vida más simple, como aquellas personas de las películas viejas y los libros antiguos, que buscan los placeres cotidianos en aquello más simple, o más inventado quizás. Fue un golpe muy duro ára mi aquel día.. apenas recordar que ese mismo día tuve dos noticias en extremo opuestas, una, que me trajó gran dicha y paz, y la otra, que destrozó por dentro algo que se sintió doler muy dentro, y pequeñas gotas de agua emanaron de mis ojos incrédulos.
No sé cuanto tiempo más nos quede en este mismo barco, no sé qué cosas deberemos enfrentar juntos en esta nueva situación que se cierne sobre nosotros, como una sombra que ya lo ha oscurecido todo, pero aun se ven pequeñas flamas encendidas de corazones anhelantes y esperanzados.
Tengo miedo de morir. Es cierto. Es humano también. Tengo miedo de aquello que desconozco, de saber a medias, de no sostener la esperanza cuando me necesita. Tengo miedo de perder ños sueños que he abrazado, de decirle adiós a la gente que amo. Tengo miedo de no ver más ese mundo que conozco y que asoma por mi visión cada mañana.
Tengo miedo de no estar preparada para esos cambios bruscos, de ver llorar a la gente a mi alrededor, tengo miedo de la distancia y el largo tiempo meciéndose lento, minuto tras minuto, del hambre y la necesidad.
Tengo miedo de morir, y de morir pronto. De mi justo juicio. Pero también y sobre todo ahora, tengo miedo de dejarlo ir. De que esta luz se apague de repente y yo no me de cuenta, de querer ir tras el viento y sostener solo mi mano vacía. Aborresco despedirme, no quiero hacerlo, no deseo ser yo quien lo viva, no quise dejar nada inconcluso, ni una palabra a medias, ni un mensaje sin decir, ni un destinatario sin amar. Me he esforzado por sostener el viento en mis brazos, como quien sostiene el pilar más preciado, acaso lo logré efímeramente, quizás muy pronto sea aquel niño mirando su globo alzarse alto en el cielo.
Si acaso todo pasa y nadie muere, ni me muero, ni se nos va la luz, yo podré decirle Si a la vida, nueva y definitivamente, y esperar sentada, con un café en la mano, esperando el momento de nuestros momentos, que no tienen fin a pesar de todo. Solo espero que la vida nos siga encontrando vivos y esperanzados, y que mis ojos aun puedan verte y mis oído escucharte. No pretendo ganar más vida, pero si más tiempo junto a ti..
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