miércoles, 21 de septiembre de 2011

Sobre el dolor de amar..



Jamás podrá ser modesta una llama que inflama el corazón de un hombre y lo
hace más noble, lo doblega a su esencia más pura y por tanto lo eleva.

Ese sentimiento de querer tocar los sentimientos y desnudarlos en la palma de la mano para verlos volar como una mariposa recién salida de la oscuridad, abrir tu mano y ver cómo la pequeña flama incendia el corazón del ser amado.
Siempre se puede volver a tocar ese cabello largo, esos ojos radiantes y esos pensamientos hechoz luz al releer la poesía que ofrendamos al ser amado, esas palabras claras llenas de esa ambivalencia llamada amor. Ya se dice del romanticismo que es la obra imperfecta, inacabada y abierta, frente a la obra perfecta, concluida y cerrada.

Oh si, gloriosos pensamientos que nos dan vida. ¿Qué es la vida fuera de nuestra mente y nuestros recuerdos? Saca el corazón, quita la mente. Nada queda.. sólo un cuerpo inerte, caminando sin rumbo, perdido en el limbo llamado mundo. Sombra interminable en olvidos e indiferencia.
Bendito dolor, quemas como una llama pero haces notar la frágil piel que al toque tuyo se enciende, como al tacto de una caricia sublime.

 Especialmente cuando nuestro corazón ha amado y debemos probar el olvido, el adiós, la indiferencia.
A veces me pregunto si por ello es mejor limitarnos en el dar, tratar de reservarnos un poco de dolor sin dueño, que nos hiera menos cuando el corazón esté a punto de quebrarse, pero entonces viene a mi mente aquella frase.. SUFRE, SUFRE!!

No importa cuánto, no importa cómo, también disfruta del dolor, pues ha de venir a ti como una madre a enseñarte lo que es la vida en toda su plenitud, has de verla emerger de esa pureza para madurar en tu corazón, no será una elección en blanco, aprenderás el valor del amor cuando se haya ido y gozarás el sabor de su despedida con una sonrisa en los labios.
Quizás las lágrimas zurquen tus ojos, pero no habrá mejor pruebaa de tu existencia que ello.

Dolor por haber amado... parecerá irónico, pero si es el precio que hay que vivir por el gozo de haber amado unos ojos, una dulce sonrisa o la más bella mirada, ¿qué más da el mundo entero?

Conquistemos pues ese amor que nace en nuestros ojos cuando contemplamos a ese bello ser que ilumina con la sola caricia de su sonrisa nuestro mundo, y entonces entendemos que a través de sus ojos somos mejores personas de lo que fuimos antes del segundo en que nos perdiéramos en su abismo infinito de ternura y calidez.


Hemos pues de sufrir la herida, quizás nunca cierre y siempre arda al sólo pensamiento de ese nombre inalcanzable y eterno como el viento.. pondremos pues encima hilos de lágrimas que formen el velo perpetuo que ha de  preservar la herida como al cándor de una novia antes de ser poseída por el amor.

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